New York es conocida por muchas cosas, pero algo que la propia ciudad se atribuye es ser la capital del mejor cheesecake del mundo. Da la casualidad que ésa es mi torta favorita (Oh, New York, cuántas felices coincidencias nos unen... será nuestro destino estar juntas para siempre?), así que junto a Mariano, nos tomamos muy en serio el trabajo de salir con el pequeño tenedor en la mano y probarlas todas.
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| También cada restaurant se atribuye el título de tener el mejor cheesecake de New York... ni bien llegamos, después de dejar las valijas en el hotel, probamos nuestra primer porción. Muy rica pero no espectacular... |
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| En Ellen´s stardust (se acuerdan del bar de camareros cantantes?) Probamos uno mucho más delicioso. Sigue el de "Junior´s", frente a nuestro hotel (de este no tengo foto, buuuu). Era deliciosísimo y tan grande que aunque lo compartimos, no lo pudimos terminar (sacrilegio!) |
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| Aquí se acabó la competencia. Una tarde, mientras caminábamos despreocupados por el East village sin rumbo fijo, pasamos por la puerta de "Magnolia Bakery". Mariano reconoció el nombre de inmediato... había leído que esa era la mejor pastelería de New York; él, que se había informado sobre cada aspecto de la ciudad de antemano y yo, que disfruto de que la ciudad me sorprenda, llegamos al mismo punto con concepciones absolutamente opuestas sobre cómo conocer lo mejor de la ciudad... ya había mencionado antes que somos una pareja ying-yang, no? |
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| No dudamos en entrar a hacer nuestro pedido |
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| La ambientación es tan femenina, tan a pastelería francesa, que simplemente me hubiera quedado a vivir ahí. |
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| La casa también es muy famosa por sus cupcakes. |
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| La hora de verdad. A degustar! (todavía tengo guardada esa cajita, es una mononez!) |
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| Veredicto: Lo encontramos! Decretamos y afirmamos que ése es el mejor cheesecake de la ciudad y del planeta (se nota la cara de Mariano de "Oh, si nena! Lo encontramos!"?). De ahora en más a seguir batiendo el cheesecake de cajita de supermercado que me queda muy rico, sabiendo que ya tocamos el cielo (o paladar) con las manos (dientes, lengua, tenedor, etc...) |
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Fotos: Mariano Nesi y Gabriela Morales
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