Ya que la segunda mitad del año empiece un viernes, me parece que augura cosas buenas. Y estoy con ese ánimo, de cosas buenas, de gente linda de verdad... y pensé en mi amiga Vane Ocampo (se acuerdan?), que además de ser amante de las artes visuales y estudiante de medicina, trabaja como voluntaria para la organización "Un techo para mi país" (será que cuando se quiere, hay tiempo para todo?)... antes de Vane, no sabía de qué se trataba y hace unos días, ella misma se encargó de contarlo bien. Pero sobre todo, relata ese sentimiento tan difícil de explicar y que para mi es tan simple como sentirlo o no: La Solidaridad. Y qué bueno que ella sea de las que lo siente, y qué bueno que sea mi amiga, y qué bueno que haga todo lo que hace. Gente así, nunca está de más ni de simple paso por esta tierra.
Los dejo con las propias palabras de Vane (y también sus maravillosas fotos):
Una vez entré a la página y me hice voluntaria, sin saber muy bien
nada, sin demasiada información, dispuesta a descubrirlo por mi misma.
Es fácil hablar, opinar y criticar del otro lado del mostrador, preferí
que no sea así. Un día te mandás sin saber muy bien a dónde ni con
quien, te vás un jueves volvés un domingo, pasas 3 días sin bañarte,
embarrandote, durmiendo en el piso junto a otros cientos de chicos más y
una vez que estás ahí es cuando empezás a entender. Cuando mirás a tu
al rededor y decís ¿Porqué estamos todos acá? y te das cuenta de que
algo nos mueve, por alguna razón que nos une, lo elegimos. Desde el pibe
que se metía en esto para saber ¿Qué onda esto de lo que tanto hablan?
El que hasta el primer día se preguntaba en que carajo se había metido,
hasta el voluntario lleno de experiencia y comprometido que nos guiaba y
nos hacía sentir como en casa.
Cuando pisás el barro para llegar a
la familia asignada, cuando los conocés cuando los mirás a los ojos y
empezás a sentir lo que sienten. Esa angustia en la garganta, esas ganas
de abrazarlos, las lágrimas que en principio se contienen, la
bienvenida cálida, el mate, el gracias eterno! La primera impresión es
sentir que uno no tiene tanto para dar, impotencia le dicen, pero en el
trasncurso te vas dando cuenta de que aunque no se puede cambiar el
mundo, se puede transformar aunque sea un poquito la realidad de una
familia o dos o tres o cientos! de a poquito, de pasito a pasito,
tendiéndoles una mano, ayudándo a tomar el impulso, desde abajo, son
cosas chiquitas generando alegrías inmensas. Porque esas familias hoy
tienen un poquito más de esperanza, porque alguien confio en ellos y en
sus ganas de crecer.
Uno piensa que va a dar, pero recibimos mucho más de lo que pudimos ofrecer, porque aprendemos de ellos, de sus valores! aprendemos del coraje y la fuerza aprendemos de su solidaridad, ellos que todavía no tienen nada, pero ya piensan en dar a alguien más. Es un " yo no tengo nada pero el de al lado tiene mucho menos" porque ellos creen en que entre seres humanos nos podemos dar una mano. Aprendemos a valorar y a valorarnos, lo que tenemos y lo que somos, porque yo llego a casa y tengo una cama, abro una canilla y sale agua caliente, porque camino descalza y no piso tierra, porque llueve y la lluvia me genera paz, no miedo!. Entonces ¿Porqué? porque elijo creer, elijo actuar más que observar, aportar mi granito de arena, elijo la inclusión y no la indiferencia. Lo elijo porque es un camino de ida y como dijo un voluntario, una vez que estás ahí que conoces una realidad diferente a la tuya ya no te podés hacer el boludo.
Gracias, Vane!!!
Que tengan un finde adorable!
(Y extiendo el plazo del sorteo de las carteras hasta el lunes, así todos los que me fueron diciendo que les costaba dejar un comentario, se actualizan de una buena vez o piden ayuda de "alguien joven" para hacerlo, jajaja!)
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