martes, 10 de septiembre de 2013

Historias de papás: Mi hijo usa vestidos, superálo.

 

Leí esta carta-artículo para un diario de Matt Duron, un policía veterano que vive en California. Su esposa escribió el libro "Criando a mi arcoiris", basado en su propio blog. Lo que Matt escribe me emocionó tanto que me tomé el atrevimiento de traducirlo para compartirlo con ustedes:

"He sido oficial de policía por más de 15 años. He sido detective y ahora soy un oficial de mayor rango que entrena nuevos aspirantes en las calles. Antes de esto, fui bombero. Antes de eso, jugué al football americano en la universidad después de jugar al baseball y al football en el secundario. Me gustan la cerveza, las camionetas clásicas, la música punk, andar en mi moto y ver partidos con mis amigos. Soy el estereotipo del "típico macho" y lo que muchos considerarían hiper masculino. Tal vez por eso sea que muchos se sorprenden cuando se enteran que mi hijo usa vestidos. Y tacos, y maquillaje. Les sorprende aún más cuando descubren que a mi me parece bien. Y en este punto, no quisiera que que él cambie. Porque si mi hijo se vistiera como varón, y le gustaran las típicas cosas de varón, no sería mi hijo. Sería alguien diferente.
Me crié en una familia donde los deportes eran importantes. Mi papá era entrenador de football y baseball en escuelas secundarias. Mi mamá era surfista profesional. Tenía un hermano. En mi ciranza, no recuerdo que la homosexualidad o los géneros fueran tema de discución en mi casa. No se decía nada malo ni nada bueno al respecto. No se decía nada. Mi hermano y yo somos heterosexuales. Parecía que todos los que nos rodeaban, eran heterosexuales y pensé que eso era lo normal. Un día, a los 18, conocí a mi futura esposa y ella me presentó a su hermano. Era la primer persona abiertamente gay que conocía en mi vida. Era muy copado, y a quién elegía amar o con quién estaba no era asunto mío. No me importaba. Lo importante era que su hermana estaba buena, y en eso me concentré.
Pero, habiendo sido un atleta, un bombero y un policía, pasé mucho tiempo compartiendo vestuarios con hombres que decían todo tipos de comentarios homofóbicos como mariquita, trolo, puto, chupapija... Comencé a notar más estas palabras después de conocer a mi futuro cuñado. Después, tuve un hijo al  que, como él mismo dice, le gustan las cosas de nena y quiere ser tratado como nena y esos insultos me empezaron a molestar de una manera diferente.
A veces, cuando alguien los dice, se los hago notar.
"Hey, amigo, era una broma, sabés que estoy jodiendo. Qué problema tenés?" Esa es la respuesta que obtengo. Y esto es lo que pasa: cuando usás esas palabras para degradar a alguien, estás sugiriendo que el hombre que es gay o afeminado es "menos que". Ahora, cuando escucho esas palabras, siento que están diciendo que mi hijo y otra gente como él, son "menos que". Y no lo puedo soportar. Compráte un diccionario. Aprendé palabras nuevas.
A la mayoría de mis compañeros en la policía, no les cuento sobre mi hijo. No es asunto de ellos y no les confío esta información. No confío en lo que van a pensar o decir a mis espaldas, cuando deberían decírmelo de frente. No les confío a un chico tan genial y especial como el mío.
Mis amigos cercanos, saben. Y sé que son mis amigos cercanos porque no les importa un bledo. No les importa qué juguetes prefiere mi hijo ni cómo le gusta vestirse. Sólo les importa que sea un nño sano, felíz y que yo sea un buen papá.
Algunas veces, se me escapó y lo conté frente a otros hombres. "Cómo hacés? yo no podría. En mi casa, no" me han dicho.
¿Qué quiere decir esto? ¿Que no podrían ser padres de un hijo como el mío? ¿Serías el primero en agredirlo y "hacerlo hombre"? Para mi, eso te hace menos hombre. Muchas veces cuando discuto con esta gente, se frenan y cambian de tema. No le temo a esta discusión y muchos eligen no pelear conmigo ni defender su postura.
Para mi, amar a un chico diferente, que es objeto de burlas y visto como vulnerable, es mi rol como padre, como ser humano decente. Es tan especial y tan amado por mi, como mi hijo mayor, cuyo objeto más preciado es una navaja de bolsillo, ama los chistes que incluyan pedos y está empezando a descubrir a las chicas.
Soy padre. Me aboqué a este trabajo sin ataduras, sin advertencias, sin condicionamientos. Puedo nombrar a cada princesa de Disney y decir de qué película viene. He pintado las uñas de mi hijo y me apuré a sacarle el esmalte cuando temió que lo cargaran por usarlo.Yo no quería sacarle el esmalte de uñas, quería seguirlo a todas partes y seguir con la mirada a quien siquiera pensara en cargarlo. Sólo le saqué el esmalte porque estaba empezando a tener un ataque de pánico. Fué su decisión y si quiere mantener un perfil más bajo para sentirse más seguro, lo voy a apoyar. Cada vez que sea necesario. Sin hacer preguntas.
Mi esposa empezó un blog sobre nuestra experiencia criando a un niño que es una niña de corazón. Al principio, pensé que no lo iba a leer nadie, pero empezó a recibir mails de gente que estaba criando a niños como el nuestro. Mi esposa dice que C.J. es de "género creativo". La mayoría de la gente usa términos con una connotación más negativa como "negación del género" o "género dismorfo".
Algunos de los mails que recibe, son de papás que están luchando. Me siento mal por cada uno de ellos: yo estuve en ese lugar, yo luché, un montón. Pero también evolucioné y mucho.
Recibió mails de más madres de las que puedo contar que ahora crían solas a un niño afeminado, porque el padre no pudo manejarlo. Eso me enoja mucho, pero sé que es la realidad. Muchos matrimonios no sobreviven la crianza de un niño de "género creativo", quien estadísticamente hablando, será gay o trans en su vida adulta. Desearía poder hablar con esos hombres. Desearía poder estar ahí para sus hijos.
Mi esposa también recibe muchos mails preguntando dónde está el padre de nuestro hijo, como si no fuera posible que yo esté acá, permitiendo que mi hijo tenga comportamientos femeninos. A esa gente les digo: estoy acá, siendo el padre de mi hijo.Quiero amarlo, no cambiarlo. Que mi hijo se ponga un vestido y dé vueltas, no es signo de que falte en su vida una figura masculina fuerte, para mí, es signo de que una figura masculina fuerte está de lleno en su vida y comprometida a protegerlo y permitirle convertirse en la persona que está destinada a ser.
Tal vez yo sea un tipo "típicamente macho", pero eso no quiere decir que mi hijo tenga que serlo."

Vía The Atlantic

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