Así llegó el día... nos levantamos temprano, desayunamos y nos dimos cuenta de que ya casi era la hora! Poniendo el cuaderno de comunicaciones, la tacita y la toallita en la mochila, me di cuenta de que nada tenía nombre, el cuadreno estaba incompleto y todavía me faltaba coser la botamanga de una pierna del pantaloncito del uniforme. Y me pregunté: por qué dejamos todo para último momento? Si anoche me dediqué panchamente a ver la entrega de los Oscars hasta el final, como si nada me preocupara (y antes me había visto media "alfombra roja"!). Y me llegó la respuesta: Estábamos en estado de negación... Amadeo hoy empezó el jardín no por una necesidad de tener quien lo cuide, sino porque tenemos la convivccón de que era la hora de que tuviera contacto con chicos de su edad y su espacio de juegos y aprendizaje donde todo fuera nuevo... pero nos y me cuesta asumir que el tiempo pasa más rápido de lo que deseamos y que nuestro ninja ya es un niñito listo para empezar a experimentar el mundo más allá de las paredes de nuestro hogar. Por suerte, contamos con la gente que más queremos y que pudo venir a acompañarnos hoy. Era muy importante que Amadeo asociara el jardín con la gente que más lo quiere, para que sea un espacio familiar. Así que se convirtió en el niñito con el séquito más grande: abuelos, tíos y padrinos invadieron con nosotros la salita celeste del jardín Darragueira. El resto de la semana, seremos nosotros dos haciendo la adpatación, pero probablemente la semana que viene ya tenga que esperar afuera. Mi niño crece. Y tan rápido, que todavía siento ganas de enojarme con algo...una puede pelearse con una palabra, con un concepto? Pero lo más importante fue que Amadeo disfrutó mucho de su primer día, y aunque en realidad no escuchó a la maestra ni un minuto seguido, se dedicó a jugar y a descubrir todo con una sonrisa, que era exactamente lo que yo deseaba que pasara con todo mi corazón!
Fotos Gaby Morales
No hay comentarios:
Publicar un comentario