Y comieron perdices...: Bitácora de viaje: mis playas y atardeceres favoritos de Costa Rica

Bueno, llegó el día. Esta noche partimos rumbo a Barcelona y así se concluyen unos últimos días de locos: soy de esas personas que no saben qué poner en la valija hasta el día antes de viajar, así que eso fue un caos, pero ya está. Y hoy jueves, pensé en adelantar el post del viernes para despedirme hasta la vuelta, pero recuerden que el blog sigue activo! Dejé un posts maravillosos programados, así que como siempre, los lunes, miércoles y viernes, va a estar la luz prendida: Pasen a leer y tomar algo! Y no demás está agradecerles a todos los que se toman un ratito para chusmear el blog, leer los posts, mirar las fotos y comentar: Si nadie lo leyera, creo que lo escribiría igual pero saber que es para ustedes me obliga a esforzarme para que este sea un espacio de reflexiones (pequeñas y humildes), de compartir cosas interesantes, divertidas, originales y personales. Así que gracias por eso, no sería lo mismo sin ustedes.
Y para celebrar nuestra partida, les muestro lo que más me gustó de nuestro último viaje, a Costa Rica: Por alguna razón me había quedado olvidadas en una carpeta en la compu, y ahora las comparto, espero que las disfruten!

Nuestro último punto turístico (ya habíamos recorrido casi todo el país en una camionetita alquilada) fue Tamarindo. Y sinceramente, encontramos las playas más lindas y el mar más increíblemente azul. Tomamos una excursión llamada "Lazy Lizard" Que te lleva mar adentro desde la mañana y te devuelve a la costa con la vista del atardecer más espectacular que te podrías imaginar...

Nunca antes estuve mar abierto y aunque pensé que podría llegar a marearme o tener un poco de miedo, el ritmo del yatecito era tan apacible, que al ratito ya me encontraba lleno y viniendo de una punta a la otra, sacando fotos sin problemas

La tripulación era súper atenta y te trataban como si fueras de la realeza: Todo tipo de bebidas a tu disposición, un chef a bordo preparando los sanwiches más deliciosos y frutas tropicales y hasta pastillas para soportar el mareo! También tengo que pedir un fuerte aplauso para el niño ninja, ya que estuvo todo el día sin poder correr y se portó de diez!

Postal. Todo el tiempo aparecían de la nada foraciones de islar o peñones que dibujaban formas increíles.

Cambiamos el asiento posterior del barco por las redes del frente, donde algunos pasajeros dormían (más de uno se tomó demasiados tragos!), y otros simplemente contemplaban el mar. Amadeo encontró dos amigos con quienes jugar enseguida

Aprovechando el tatoo temporal que le puso el capitán en la espalda, se lanzó a la conquista de una nena americana muy linda y muy simpática!

Mariano no sólo se animó al snorkel, sino que descubrió una cueva llena de pececitos de colores y "Nemos"

Yo, que no soy para nada buena nadadora, me calcé el chaleco salvavidas y me tiré al agua... ni loca me perdía sentir el vaivén del Pacífico Norte!

Y como si tremendo atardecer no fuera poco, frente a todos aparecieron dos delfines que saltaron dos veces para despedirnos

La vista desde nuestra habitación del hotel "Flamingo Marina". Teníamos una habitación común pero cuando llegamos, como había pocos huéspedes, nos dieron una suite (era casi un departamento!) para que estuviéramos más cómodos con el pequeño. En un lugar así, debe ser imposible no tener tanta buena onda...

Y gracias a una señora con muchas ganas de charlar, llegamos a la playa "El Conchal" y realmente fue el lugar más paradisíaco que pudimos encontrar. Está escondida, hay que ir por la arena con un vehículo 4x4 y cuando atravesás la tercer duna... aparece este lugar increíble con caracoles como arena y el agua más turquesa y transparente que vi en mi vida. Por la disposición de la bahía, no tiene olas y es como sumergirse en una pileta climtizada gigante!