lunes, 16 de enero de 2012

Nuestro finde (sin Mariano y según mi cámara)

Así es, Mariano está de viaje. No sé si tengo autorización para contar de qué se trata (quien sabe, quizás a su regreso hasta lo cuente él...), pero les digo que es un viaje de ocho días, así que estará retornando a esta familia el próximo domingo. La verdad, es que no me imagino siendo una madre soltera... siento la ausencia de mi compañero pero sobre todo, siento la ausencia del papá de Amadeo. Y me doy cuenta de que aunque a veces tengamos nuestros roces, somos un buen equipo.
Pero en su ausencia vengo contanto con mi red de contención: mis amigos, mi familia y la familia de Mariano. Todos están dándome una mano, y aprovechando la excusa, también pasando más tiempo con el gordito. Saquen turno pronto que la agenda de Amadeo está muy ocupada! Domingo en la casa de los abus; Lunes en casa con mamá y la tía Belén; Martes al zoo con la abu Marilú ( ganadísimo título a fuerza de cariño); Miércoles con la abuela Mary; Jueves y viernes en gestión con los padris... y así será esperando la llegada de quien convierte el dúo, en trío.

Ok, con el tema de los cupcakes, ya empecé a cancherear! En una sola tanda hice de vainilla con glaceado, con relleno de banana y con salsa (casera) de frutillas!

Todo fue para agasajar a nuestros invitados, Fede, Franco y Gaby.

Costó que jugaran juntos... cada vez que uno agarraba un chiche (no adoran la palabra "chiche"?!), el otro lo quería!

Compré estos contenedores plásticos con la esperanza de empezar a enseñarle a Amadeo a juntar sus juguetes después de jugar... todavía sin éxito (ese gen Morales es más fuerte de lo que pensaba!)
Domingo de ravioles y pollo en la casa de la abuela, con tíos incluídos!

No sapos en la barriga para mi pequeño ninja...
Todo un hombrecito (acalorado), mirando sus dibus en la compu.

Quien pudiera, no?

OREJAlá que no llueva! jeje!

Dáte por vencido, jabón. Te atrapé! La tía Belain, complice de cosas ricas...*
Los árboles y las plantas hacen un oasis de frescura en el patio de mis papás. La enredadera avanza con todo: ya cubrió hasta la parrilla (y miren que es muuuuy usada, eh!). Una vez que mi papá colgó la lámpara nueva de su habitación, Belén y yo nos encargamos (con nuestros pequeños dedecillos) de colgar todos los cristalitos *.


Una cosa que aprendí de mis viejos es el amor por la constante remodelación, aunque lleve mucho esfuerzo y tiempo, aunque haya años difíciles en los que no se pueda hacer nada más que cambiar los muebles de lugar... lo enfrentan siempre con ganas de vivir mejor y  reflejando por fuera lo bien que se sienten por dentro (a veces es lo inverso pero funciona igual!).
Fotos: Gaby Morales (y las que tienen *, Tits Fernández)

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