miércoles, 18 de enero de 2012

Hablemos de relaciones: Buenos (y malos) vecinos...


 Mi recuerdo de los vecinos del barrios de mis viejos siempre es grato: personas solidarias dispuestas a dejar todo lo que estaban haciendo y salir corriendo frente a una emergencia, carnavales llenos de baldazos de agua (que le costaron un hombro roto a mi papá), rondas interminables de saludos para las fiestas... Y cuando Mariano y yo nos mudamos juntos a esta casa, esas memorias se volvieron viejos anhelos; primero porque este barrio se volvió una zona muy comercial y muy poca gente vive en esta cuadra y segundo, porque tenemos de vecino a alguien que es la antítesis de todo lo que enumeré al principio.Sin hablar de mi (que estallo encolerizada ante la menor muestra de injusticia), hablo de Mariano como vecino: Quien lo trata, inmediatamente entabla confianza con él, porque basta con cruzar un par de palabras para saber que es una persona generosa y sobre todo, considerada (tal vez demasiado...). Así que cuando nuestro vecino (llamémoslo desde ahora "Sujeto P" ) llegó a colmar su tope de paciencia, uno sabe que el sujeto P cruzó los límites de lo tolerable... a saber: Desde hace años no hace más que levantar paredes, lozas y acumular ladrillos tras ladrillos, llenando todas nuestras plantas, patio y techo de cemento, pintura, etc., bloquea la entrada de nuestra casa con materiales, arena, y pilas de ladrillos, toca (o asesina) instrumentos musicales hasta la madrugada, se mofa a los gritos de un amigo nuestro porque es gay, nos tira los caracoles de su jardín (santos caracoles voladores, Batman!)... y la lista podría seguir y seguir... pero el punto que hizo que lo impensble sucediera (Mariano, el zen, el monje, el pacifista, fue a buscarlo a la puerta de su casa dispuesto a todo) fue que maltrató a Norma, la señora que nos ayuda en casa. Ahí dibujamos la línea. Ahí Mariano dijo basta. Se pueden tener malas intenciones, hablar de más, ser desconsiderado con la propiedad ajena...pero no se puede maltratar a una mujer tan buena y generosa que trabaja humildemente con nosotros.
Por suerte, no se llegó a acciones lamentables (que nos hubieran dejado sintiéndonos mal con nosotros mismos) pero sí se dejó en claro que éste es un límite que no se puede cruzar.
A la noche nos lamentábamos de nuestra "mala suerte"... justo a nosotros, que hacemos lo posible por vivir en armonía con nuestro entorno, nos viene a tocar Sujeto P de vecino... entonces pensé que en realidad, debe haber un propósito, debe haber una razón, una enseñansa para aprender, algo sobre lo cual reflexionar...por ahora aprendimos que no podemos dejar pasar todo esperando que el otro recapacite, hay que plantarse a defender lo propio, que para nosotros no es nuestra casa, ni nuestro techo, ni nuestras plantas: es nuestra gente.
Me encantaría saber... alguna vez tuvieron algún enfrentamiento con un vecino? Cómo lidiaron con esa situación?

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