No te enojes, Miami, eres muy linda (como casi todos en Miami son latinoamericanos, le voy a hablar como en una telenovela para que me entienda mejor), muy colorida y pintoresca, pero todos sabemos que sólo te utilicé para llegar a tu hermana mayor, New York. Sin embargo, siempre recordaré esto de ti...
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Los atardeceres frente al mar... |
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Tu (y nuestra) gente linda que pudimos conocer un poquito más...
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Los lagartijos que aparecían por todas partes, inofensivos y escurridizos...
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Un niño ninja blanco, gracias a la pantalla solar... |
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La primer papafrita de Amadeo... (que no se vuelva costumbre, eh!)
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Las grandes puestas en escena de tus enormes tiendas... |
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Las luces de tu vida nocturna... |
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Tus zapatos imposibles de usar y maravillosos... |
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Tus casitas (de Barbie) perfectas... |
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Los puentes abandonados en el medio del mar que llevan a la nada...
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Los baños de inmersión en la cocina del tío...
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Los paseos por el museo Viscaya (que merecen su propio post!) ... |
Fotos Gaby Morales
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