lunes, 10 de octubre de 2011

Mes de las Súper mamás: Vero y Mateo

Verónica Pichetto es una súper talentosa diseñadora gráfica y gran artista plástica. Conoce muy bien el universo infantil, no sólo porque diseñó para la marca de indumentaria para niños "Retoño" y diseñó el packaging de varios juguetes que podemos encontrar en jugueterías, sino porque es mamá de un pequeño gran artista: Mateo. Además, es una gran ilustradora y me encantan sus trabajos (mencioné que también saca muy buenas fotos?). Le pedí a Vero que compartiera con nosotros su historia como mamá (uso el masculino porque me gustaría pensar que algún varón también lee estas historias... son parte de ellas!) porque creo que son maravillosos el compañerismo y la libertad que comparte con su hijo. También, salió adelante de su separación y aprendió que de los golpes de la vida se puede aprender a ser más fuerte. Y además, es mi amiga y la quiero mucho. Los dejo con su historia:

 Mateo, mi pequeño saltamontes

Una de las primeras cosas que advertí al ser mamá es que perdí mi libertad… Desde ese mismo momento los rituales no son ni de lejos lo mismo, las mañanas, las noches, los almuerzos las cenas, salidas…
Uno pasa a existir en función del otro y a pesar de esta exigencia puedo decir que el vínculo maternal es la relación más perfecta de reciprocidad humana y un vínculo que dura todaaaaa la vida.
Es increíble pensar que el bebé no se reconoce como individuo sino como parte de su madre hasta los dos años! hasta los ocho años su ser intelectual y emocional está en formación, quiere decir que todo lo que vertemos en ellos hasta ese momento va a ser fundamental hasta ser capaz de discernir y crear sus propios juicios de valor.


Mateo y yo tenemos posturas muy distintas de la vida y eso me encanta! él es un científico; cuando miramos el cielo en nuestro pequeño mundo él cuenta las estrellas, busca constelaciones, me habla de la vida en otros planetas y yo disiento con ello. Él se encoleriza tratando de explicar que el universo es demasiado grande para entenderlo y yo... yo prefiero contemplarlo.
Uno de los males de esta niñez es el individualismo (Quién de nosotros cuando chicos se le hubiese ocurrido jugar solo?) Si pienso en mi niñez sin mis adorados hermanos no querría volver a vivirla! Por eso me he propuesto con mucho éxito ser un poco hermana también, algunos ortodoxos dirán que voy por mal camino pero amigos, he aprendido a seguir mi corazón!
Desde que nació Mateo hemos sido compañeros incondicionales de juego: meterme en ese mundo para mi es fascinante: la imaginación al vuelo, las reglas compartidas, las trampas permitidas y las risas desmedidas...!
Cuando el adulto se asume en el juego adopta una postura igualitaria en donde se recrean mutuamente las reglas y se acuerdan los pasos a seguir “donde no hay autoridad el conocimiento puede ser asimilado naturalmente”. Así fue que aprendimos a dibujar juntos, a escribir historias y  pensando que no sólo yo puedo enseñar sino que estamos en igualdad de condiciones y abiertos al “DALE QUE…” En esta  simbiosis el efecto que se produce en los niños es “seguridad”.


Mateo es un niño con papás separados. Después de una charla que tuvimos con él, me dijo :-“Mamá, si papá y vos se separan yo no existo” Creo que es una observación muy profunda de la vida y el existencialismo del hombre, quiénes somos nosotros para destruir eso? A partir de esto entendimos que el necesitaba seguir conservando el ideal de FAMILIA (la amistad de sus padres, la cercanía, la contención y el amor mutuo entre estos tres individuos que para él comprenden su mundo entero).
 Tenemos que pensar en ser constructores, he visto a gente grande llorar cuando se les pregunta por  su familia… llevan la llaga sangrando donde quiera que van , que tristeza por Dios!
En estas reflexiones uno se funda para seguir adelante y seguir recreando así una mejor vida para todos.
Después de haber perdido mis muletas ( mi pareja y mi trabajo)  he aprendido que uno tiene que darse a la vida como si no tuviera nada, sin temor a perder y valorando  todo lo que se tiene sin afanarse por tener ni retener…
Los hijos son de la vida, por eso no me canso de dar recibiendo mucho sin esperar nada.

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