miércoles, 15 de mayo de 2013

Los chicos franceses comen de todo



Este video de chicos probando nuevos sabores en cámara súper slow, me hizo reír mucho, y me hizo acordar a Amadeo, que no importa donde estemos, si algo no le gusta simplemente abre la boca y lo deja caer o directamente se lo saca y me lo da en la mano (con tanta basura rondando en el municipio de Quilmes, no es de extrañar que interprete que así se hacen las cosas!)...ultimamente, que coma un plato entero de comida es un desafío, así que estuve leyendo bastante sobre el tema (aunque el genio de nuestro pediatra insiste en que no me concentre en la cantidad, sino en la calidad de la comida: hay que apuntar a que en un plato o en una preparación, haya cuatro colores distintos) y me crucé con un artículo sobre un libro que se llama "Los niños franceses comen de todo" y apunta a que los chicos coman lo mismo que los adultos casi desde bebés. Este concepto, al mismo tiempo, te obliga a repensar cómo son tus comidas de adulto: obviamente si vivís a sanguchitos, no lo podés aplicar, y evidentemente tampoco es bueno para vos. Así que con esta idea en mente, decidí experimentar un poco y agregar un poco de sabor extra (y también calorías!), así que anoche preparé con todo mi amor y paciencia, una tarta de atún con crema, queso, verduras salteadas, huevos y... repollitos de bruselas! Todo se gratinó a la perfección y quedó riquísima (claro, qué no queda rico con un pote de crema de leche encima?) y lo más importante es que Amadeo se comió dos porciones llenas de un vegetal que nunca antes había probado. Así que... vivan los niños franceses que comen roquefort! Seguirán siendo mi inspiración... acá enumero algunos puntos más que menciona el libro y que me parecieron muy interesantes; si bien suenan a sentido común, a veces hay que reforzar ciertas ideas para lograr ponerlas en práctica:

1- Los padres preparan la comida. Los chicos comen lo que comen los adultos.
 El menú es establecido por los adultos y no hay posibilidad de elección, se come lo que se sirve en la mesa. Se expone a los niños a sabores complejos o fuertes desde bebés.

2- Comer juntos en familia, y que se sienta especial.
Buscar un momento que funcione para toda la familia y comer juntos. Un estudio comprobó que el ritual de "poner la mesa" hace que comer no sea un momento más del día, y predispone mejor el comportamiento de los chicos y el apetito. Mientras más elementos haya en la mesa, mejor; así que hay que tratar de usar toda la vajilla! (total en casa, lava los platos papá!)

3- La comida no es un premio, ni un castigo ni un soborno.
En la mesa, la comida ya está servida en los platos, o sea que no es necesario hablar o discutir sobre lo que se está por comer: es aconsejable que en la mesa se hable de temas distendidos, alegres y no presionar ni suplicar a los chicos que coman, sino, aprendemos a asociar el momento de la mesa con pasarla mal: mantener la charla relajada y no concentrada en lo que se está comiendo es clave, y si el chico no come, se le vuelve a ofrecer el mismo plato más tarde sin hacer una gran escena.


 4- Para comer vegetales, la clave es pensar en la variedad.
Yo descubrí que Amadeo come espinaca, pero en forma de bocaditos rebozados, esos que vienen congelados. Me parecía que no era la mejor forma de consumir verduras pero nuestra nutricionista nos dijo que los vegetales congelados son riquísimos en vitaminas porque están congelados en la primer cocción, y así conservan sus nutrientes, así que es una forma muy práctica de asegurarnos de que consuma verduras. Otro truco: Como Mariano por su régimen come ensaladas en todas las comidas, siempre hacemos un "chin-chin de tomates", donde cada uno pincha un poquito con su tenedor y brindamos; es otra forma de asegurarnos aunque sea un poquito de tomate fresco en cada comida (recuerden de nuevo que la clave no es la cantidad, sino la calidad de la comida) y además tengo que admitir que a mi también me cuesta comer verduras frescas.

5- No hay que comerlo pero hay que probarlo.
Los nutricionistas dicen que la mayoría de las veces, los bebés y chicos tienen que probar un sabor nuevo entre 7 y 15 veces para decidir si finalmente les gusta o no. Así que si rechazan un sabor, no necesariamente es indicio de que no le guste más adelante y hay que seguir ofreciéndolo cada tanto. De nuevo, si un chico no come, se retira el plato sin escándalo ni retos ni súplicas ni coimas!

6- Nada de "picotear" entre comidas.
Los adultos tenemos el mal hábito de "picar algo" en vez de sentarnos a desayunar, almorzar, merendar y cenar. Hay que cumplir con entre cuatro y seis comidas diarias, sin que los chicos coman en el medio, porque no tiene nada de malo llegar a la hora de comer con un poco de hambre y sí es perjudicial llegar a ese momento con la panza llena de galletitas o golosinas (en este punto tengo grandes, graaaandes diferencias de criterio con sus abuelos y tíos!)

7- Una comida lenta es una comida felíz. O sea, hay que comer despacio, no apurar a los chicos y no pegarles nuestro aceleramiento ni estress (en nuestro caso, el microondas es un salvavidas, ya que Amadeo come, charla, dibuja, mira una peli todo al mismo tiempo y puede tardar media hora en comer una empanada!)

Qué les parece, es aplicable? Yo descubrí que es cierto que no insistiendo en comer, todos comemos mejor y más relajados. Parece que los franceses sí saben cómo alimentar a sus niños (aunque en París cada vez que pedíamos un plato con carne, no venía "jugosa", venía cruda! gustos son gustos dijo una señora...)

Vía A Cup of Jo

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