De nuestros nueve años de convivencia (wow, wow, WOW!!!), sólo tres son "formales o bajo la ley". Era el año 2009 y la idea de casarnos empezó a rondarnos por varios motivos: teníamos el deseo de que un hijo llegara pronto, teníamos un proyecto de vida juntos a futuro, queríamos estar protegidos mutuamente en caso de que algo inesperado o malo sucediera (tantas historias reales de concubinos a los que les niegan todos sus derechos, afectivos, jurídicos y patrimoniales, después de que a sus parejas les pasa algo, nos abrieron los ojos) y sobre todo, teníamos la sensación de que después de seis años de convivencia (no lo voy a negar el primer año fue dificilísimo...), esto ya no era un período de prueba, esto era así y se sentía correcto formalizarlo pero sobre todo, compartir ese sentimiento con los que más queríamos (y no nos olvidemos de que, aunque lo niegue, a Mariano le vino bárbaro dar de baja su prepaga y pasarse a mi obra social, jaja!)
Ultimamente escuché a varias personas decir: "Viste que la gente ya no se casa..." , y la verdad, no estoy de acuerdo. Creo que la gente se sigue casando, pero bajo sus propios términos, y a su debido momento: la pareja, convivencia o concubinato, cada vez parece más lógico como paso previo... no sé ustedes, pero ni loca compraría un auto nuevo sin manejarlo primero (y eso que todavía no sé manejar!). Y cuando ese momento llega, como nos pasó a nosotros, o como le pasó a otros amigos (que cuando su derecho al matrimonio fue reconocido, no lo dejaron pasar), es más que especial, porque no le debés la "fiesta perfecta" a nadie. Cuando la decisión de casarse surge así, de saber y conocer tanto a tu pareja desde la convivencia, todo adquiere otro sentido, más personal y profundo, y tengo que admitir que eso me encanta. A lo mejor las doñas de barrio piensan que la gente ya no se casa porque no ven a las novias salir con sus vestidos y tocados un sábado a la noche del brazo de sus padres, con todos los vecinos aplaudiendo; quizás las parejas que más se casan hoy salen juntos, de la mano, a celebrar ese día o noche especial con amigos y familiares sin que todo el barrio se entere. Así que sí, creo que la gente se sigue casando, pero bajo sus propios términos, y eso es algo más que bueno, es algo que escapa a los mandatos sociales, es un deseo, es algo real.
Y hablando de casamientos originales, propios y reales, me crucé con estas fotos de Luke y Wout, uno australiano y otro holandés, que se conocieron online, se enamoraron y desde entonces comparten su afinidad por las motos, la estética Goth, la mitología celta, los osos y la música electrónica. Decidieron casarse y celebrar su boda en el patio de su casa, con todos sus seres queridos. Lo más original de su celebración? Un "árbol de deseos", donde cada invitado les escribía un deseo en una bolsita de papel madera, le ponían arena, una velita y la colgaban de una rama... al anochecer, se volvió una imágen casi mágica y dicen que lo mejor de su boda fue recibir tanto amor, cariño y alegría de todos los presentes, y que desde entonces, esa energía quedó impregnada en su hogar. No es maravilloso? Yo ya me quiero casar (de nuevo y con el mismo!)... y usted?
Fotos vía RockN Roll Bride
Les dejo otros posts sobre nuestro "casorio", el de amigos y otras bodas originales:
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