Desde París nos tomamos nuestro primer tren, y la verdad, parecía más bien un avión: los trenes europeos, aún en clase turista, derrochan lujo. A unas tres horas y un poquito más, llegamos a Brujas, un pueblito en Bélgica perdido en el tiempo, lleno de casitas antiguas, calles empedradas y canales por calles. Ah, y el chocolate más delicioso que esta amable servidora haya probado...
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Nos recibió un climo no tan amigable: caminamos unas cuadras hasta nuestro hotel bajo... agua nieve! Pero ni bien nos acomodamos en nuestra habitación (era enooorme y preciosa, como si el destino nos compensara los días en la pocilga parisina, jaja) y salimos a caminar, salió el sol. Tuvimos suerte o qué? |
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Una de las chocolaterías donde nos dimos un gustito. Formas, colores y tamaños para deleitarse. |
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Los bastoncitos de muzzarela se convirtieron en una entrada clásica para nuestro ninja. A decir verdad, no había muchas más opciones: era eso o... chucrut! |
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La plaza principal de Brujas |
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Según dicen los que saben, los chocolates más ricos del mundo (yo agrego que también son los más caros: los probé sólo con los ojos!) |
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Me pregunto por qué nunca viví en una casa con una puerta roja... |
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Y no nos cansamos de cruzar puentecitos y canales... |
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Me sentí como Homero en la tierra de los chocolates! |
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Y de noche, la ciudad se vuelve aún más mágica! |
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Me olvidé de contarles que durante nuestro paso por París ocurrió una tragedia: se me cayó mi cámara y dejó de funcionar. Me hubiero querido volver de la angustia a no ser por la cámara del iphone de Mariano que me salvó la vida. Todas las fotos desde este post en adelante fueron sacadas con su teléfono... nada mal, no? |
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Noten que hasta Amadeo lleva guantes! Hacía tanto frío que colaboraba abriendo los deditos de la mano para que se los pudiéramos poner! |
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El famoso encaje de Bruselas. Es absolutamente artesanal y precioso. |
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Me sorprendí a mi misma, que no soy para nada fan de los autos, fotografiando y suspirando cada vez que veía un mini cooper antiguo o un pequeño auto clásico... me sentaría tan bien tener uno de esos, que hasta aprendería a manejar y todo! |
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Y qué me dicen de este? no parece de juguete? |
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No hubo frío ni agua nieve que nos detuviera y Amadeo no estornudó ni una sola vez! Cuando volvimos, en cambio, se llenó de mocos verdes! Pero esa cara... esa cara siempre me va a recordar que mientras estemos los tres juntos, no necesitamos nada más! (excepto tal vez un gorrito y guantes para esos deditos inquietos!) |
Fotos Gaby Morales y Mariano Nesi
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